"Podemos se ha asustado. Es hora de volver a hablar claro" 
    
    
         
          
            
              
                                  
          
         
         
          
           
            
           
            
FUENTE: http://ctxt.es/es/20150916/Politica/2249/Monedero-Podemos-Constitucion-Errejon-Pablo-Iglesias-elecciones.htm 
          
 
     
       
CTXT inaugura con Juan Carlos Monedero, profesor de 
Ciencia Política en la Universidad Complutense y fundador de Podemos, la
 sección ‘Conversaciones CTXT’: cada mes, un protagonista destacado de 
la actualidad debatirá sobre los asuntos más importantes con un grupo de
 miembros del consejo editorial de la revista. En esta ocasión asisten 
al diálogo Soledad-Gallego Díaz, Miguel Mora, Mónica Andrade y Vanesa 
Jiménez. 
El exsecretario de Proceso Constituyente y Programa de 
Podemos, nacido en Madrid en 1963, explica durante hora y media el 
ideario del nuevo partido, sus posibilidades electorales, la confluencia
 de las fuerzas izquierdistas (que no descarta pero tampoco desea) y su 
ambición personal de reconstruir “ese lugar antaño llamado izquierda”. 
Dotado de un verbo fácil y una amplia cultura académica, 
Monedero es un argumentador escurridizo, un verdadero fajador; rara vez 
quita la razón al que le contradice, pero se las arregla para salir 
airoso de cualquier apuro. Elocuente en sus exposiciones como Íñigo 
Errejón, y tan seguro de sí mismo como Pablo Iglesias, da miedo pensar 
en la cantidad de horas que habrán pasado los tres fundadores de Podemos
 arreglando el mundo.  
¿Su dimisión sigue siendo efectiva o ha habido algún cambio? ¿Está fuera o dentro? 
Hace un mes, cuando se archivaron las querellas, hubo 
gente que planteó que era el momento de regresar a los cargos, pero mi 
dimisión no tenía que ver solo con las querellas. Tenía que ver también 
con que no me encontraba a gusto en una estructura burocrática donde 
había cosas que yo no quería discutir. Lo dije en alguna ocasión, yo soy
 más de Galeano que de Juego de tronos. En la política siempre 
hay una discusión entre la táctica y la estrategia, es histórica. Hay 
dos grandes debates, uno entre el orden existente y la transformación 
del orden, entre razón, voluntad y paz, y voluntad, justicia y lucha, 
esa gran discusión entre Platón y Marx, o Maquiavelo. Y después está la 
discusión del cómo y hacia dónde. Y a mí me gusta el hacia dónde. El 
cómo implica a veces cuestiones que no me gustan. Hubo una serie de 
discusiones que yo pensaba que eran erróneas. 
¿Por ejemplo?
Yo creo que la gran discusión interna en Podemos tuvo que 
ver con qué hacíamos con el 15-M. Había una interpretación: que había 
que representarlo. Era lo que decía mucha gente del PP o del PSOE, que 
éramos solamente la expresión de un cabreo. Algunos decían 
“aprovechemos”, haciendo una lectura muy simplista de un autor 
argentino, Laclau, que explicaba a posteriori procesos que habían 
ocurrido sin leer a Laclau. Una lectura un poco simplona, influida 
también por un contexto latinoamericano que no es el español… La 
discusión era: hay un cabreo, un ciclo electoral. Aprovechemos ese 
cabreo para convertirlo en escaños.
¿Quién defendía esa postura? ¿Errejón?
Yo he hablado de generales brillantes y generales 
mediocres. La gente pensó que yo hablaba de Íñigo como mediocre. Es todo
 menos mediocre, es un tipo superlisto. Era uno de los que pensaba en la
 estrategia y la táctica. Y había otros que de una manera más torpe le 
seguían. Y yo lo que planteaba era que había que utilizar el cabreo del 
15-M para reconducir a nuestro país hacia posiciones un poquito más 
virtuosas. Llevo muchos años fuera y esto lo entendí en Alemania y en 
Venezuela, tu país lo entiendes desde fuera. En Alemania estaba 
obsesionado con la idea de que España es diferente. Me acordaba de 
Fraga, del “Spain is different” para vender los paradores. Me 
daba mucha rabia que hubiera hispanistas, como si fuéramos 
subordinados... Y yo decía: somos diferentes. En la etapa del PSOE se 
pegó el salto y España era idéntica al resto: una construcción 
sociológica en la que El País fue muy importante. España no 
tenía diferencias con nuestro entorno. Había estudios de mi facultad que
 decían que somos iguales en densidad, en asociaciones, en estructura 
productiva… Y luego íbamos a pasar a Italia. El sorpasso de 
Zapatero estaba construido en la idea de que España era un país 
implicado en Europa. Pero yo decía, joder, es que no es verdad. ¿Por qué
 los italianos tienen Novecento y nosotros tenemos La vaquilla?
 El fondo de esa coña es que ellos han enfrentado su historia con menos 
complejos que nosotros. Teníamos a Berlanga, sí, pero un Berlanga del 
franquismo, no de la democracia. Yo siempre les pregunto a mis alumnos 
si han visto La vida de Bryan y a los Monty Phyton, les pregunto si sería posible el humor de los Monty Phyton en España. 
El 15-M fue un caso muy hispánico, una reacción típica de 
un país que es obediente. Somos un país irreverente pero muy obediente. Y
 cuando estallamos, estallamos con esa riqueza espasmódica de los países
 católicos
Eso es humor inglés, en Suecia tampoco existe… 
En cualquier caso hay una línea que va de Quevedo, Solana,
 Goya y Valle-Inclán hasta alguna parte de Torrente y de Eduardo 
Mendoza, y es un humor que no termina de aceptar de dónde venimos. Tiene
 un cierto complejo que se recrea en una mirada desesperada del que no 
termina de encontrarse. Sí, España es diferente. A mí me pareció que el 
15-M fue un caso muy hispánico, una reacción típica de un país que es 
obediente. Somos un país irreverente pero muy obediente. Somos de la 
chirigota, de la broma, pero al final somos obedientes. Y cuando 
estallamos, estallamos con esa riqueza espasmódica de los países 
católicos. 
Hablemos de las elecciones generales. ¿Si Podemos no gana, qué pasará con el partido?
Creo que pase lo que pase en las elecciones el objetivo es
 el mismo. Podemos tiene que ir a partir de enero a una refundación. 
Porque nacimos para reconstruir el espacio de la emancipación en nuestro
 país. Llegamos a un hito, que es la estación de paso principal, y a 
partir de ahí tenemos que repensarlo, es indudable. Podemos es una 
herramienta, es un instrumento, y después de las elecciones la tarea que
 yo me marco es crear grandes mesas de discusión para definir cuáles son
 los contornos de ese lugar antaño llamado izquierda, y reconstruirlo 
con todos los actores que entiendan que tienen un espacio ahí. Esa es la
 tarea que yo me marco. 
Creo que pase lo que pase en las elecciones el objetivo es 
el mismo. Podemos tiene que ir a partir de enero a una refundación. 
Porque nacimos para reconstruir el espacio de la emancipación en nuestro
 país
¿Podemos puede ganar las elecciones?
Es posible, pero no parece muy probable en los términos 
cuasi bélicos que se están planteando. Tenemos tres meses donde el 
bipartidismo va a desplegar todas sus herramientas, nacionales e 
internacionales, para intentar frenar lo que yo creo que es el declive 
imparable del bipartidismo. 
¿Eso se va a ver ya en Cataluña?
Un matiz para no dar falsos titulares. Yo veo un escenario
 de un triple empate en las elecciones. Donde no va a haber ningún 
ganador. "Monedero dice que Podemos no va ganar las elecciones". No. Ese
 no es el titular. Veo un triple empate y no veo ningún ganador. Yo veo 
un escenario de un triple empate en las elecciones. Donde no va a haber 
ningún ganador
¿Pero eso supone que el bipartidismo no va a pasar del 45%? Es mucho caer…
Yo creo que el bipartidismo se ha roto en la medida en que una parte del Partido Socialista...
¿Sueña con pactar con el PP?
Una parte del Partido Socialista está pensando en términos
 de gran coalición, y otra está diciendo "tengo que salir de aquí", para
 poder seguir teniendo un mínimo de coherencia socialdemócrata. Queda 
mucho partido. Un escenario donde aparezca un escándalo de Rajoy o un 
escándalo de Pedro Sánchez cambia bastante el escenario. Hay una 
diferencia en estas elecciones y es que la campaña electoral tiene mucho
 empaque. Tradicionalmente las campañas eran de refuerzo, lo que hacían 
era consolidar lo que estaba escrito que iba a ocurrir. Creo que ahora 
no es así ni por asomo. Estoy convencido de que la campaña va a ser muy 
muy determinante. Y ahí Podemos tiene la obligación de recuperar su voz 
propia. Así como os digo que el PSOE o el PP son rehenes de que se le 
vuelvan a acumular escándalos, Podemos es rehén de que imposte la voz y 
no sea creíble. Yo creo que son meses de volver a hablar de manera 
clara, de no querer contentar a todo el mundo, y en ese sentido en 
Cataluña creo que tenemos una prueba. El hecho de que digamos que vamos a
 hacer todo lo que esté en nuestras democráticas manos para evitar 
cualquier independencia, y a la vez vamos a hacer todo lo que esté en 
nuestras manos para lograr el derecho a decidir en toda su extensión, es
 la garantía de que una voz diferente se abra paso. Por eso voy a hacer 
campaña, me voy a sitios complicados, me voy a Vic, que mi abuelo era de
 Vic, es un corazón nacionalista, y voy a decir allí que estamos en 
contra de la independencia, porque entendemos que es una solución 
infinitamente peor que otras que integran y que suman, pero que estamos 
radicalmente a favor del derecho a decidir. Con todo lo que implique, 
hasta sus últimas consecuencias. Y mantener esas dos cosas es lo que 
permite que haya una ruptura de estas tablas, donde parece que no hay 
posibilidad de encontrar ningún tipo de salida. 
Una parte del Partido Socialista está pensando en términos 
de gran coalición, y otra parte está diciendo "tengo que salir de aquí",
 para poder seguir teniendo un mínimo de coherencia socialdemócrata
¿Cuál debe ser la estrategia para las generales? 
Creo que Podemos debe volver a ser fresco, desobediente, 
irreverente, imprevisible. Hay una cosa que siempre me pareció 
importante, y es que lo que no te atreves ahora ya no te vas a atrever 
nunca. Creo que la hipótesis populista se demostró fallida cuando ese 
banquero dijo que había que crear un Podemos de derechas. Y si tú no 
impugnas el sistema y al tiempo estableces elementos alternativos 
programáticos, lo que estás haciendo es brindando una alfombra roja a 
los que van a compartir contigo la impugnación pero van a mentir en las 
respuestas alternativas. En una Europa en crisis lo fácil es el 
populismo de derechas. Lo fácil, lo abocado al éxito es Berlusconi, Le 
Pen, es Ciudadanos, y lo que puede salvar la democracia es una 
posibilidad de hacer esa impugnación, pero exigiendo una reconstrucción 
democrática que implique a los ciudadanos. Y eso es Podemos. 
Estoy convencido de que la campaña va a ser muy muy 
determinante. Y ahí Podemos tiene la obligación de recuperar su voz 
propia. Creo que Podemos debe volver a ser fresco, desobediente, 
irreverente, imprevisible
Desde el 15M han cambiado muchas cosas. Podemos suena casi centrista, convencional.
Yo siempre pensé que el 15M debería servirnos para 
reconducir y no solamente para representar ese enfado. Primero porque en
 ese enfado había mucha parte improductiva, era gente que no estaba 
enfadada con el sistema sino con los excesos. Y por tanto había que 
ayudarles a ir un poquito más allá. Y por otro lado estaba convencido de
 que no llegábamos ni de coña a las elecciones generales poniéndonos de 
lado todo el rato. Y menos haciendo cosas raras, como aquella vez que 
Carolina [Bescansa] dijo que no teníamos que hablar del aborto porque no
 era un marco ganador. Esa sí fue una discusión interna fuerte. Al final
 el riesgo es caer en la caricatura populista, señalar “ellos, tú, 
nosotros”, decir “casta” 600 veces y con eso tenemos un liderazgo y ya 
basta. Y claro, era evidente que eso te basta si las elecciones hubieran
 sido en seis meses, pero no aguantas año y medio haciendo eso ni por 
asomo. Sí lo hace el populismo de derechas, Esperanza Aguirre se puede 
presentar a las elecciones con una hoja de programa. Ellos sí, pero 
nosotros como alternativa transformadora, innovadora, no es posible. 
Entonces, la pelea se centra en insistir en la reconstrucción de la 
izquierda, porque estuvimos de acuerdo en que la izquierda no vale ya en
 sus respuestas. No en sus preguntas, las preguntas están intactas, son 
las de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Pero 
las respuestas tradicionales de la izquierda no valen, y mucho menos 
seguir obligando a la gente a cargar con el fardo de la historia de la 
izquierda.
El hecho de que digamos que vamos a hacer todo lo que esté 
en nuestras democráticas manos para evitar cualquier independencia, y a 
la vez vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para lograr el 
derecho a decidir en toda su extensión, es la garantía de que una voz 
diferente se abra paso
Pero el programa tendrá que ser de izquierdas necesariamente. ¿No se hablaba del programa?
Cuando a mí Pablo me dice: “Juanqui, te vienes por 
supuesto a la ejecutiva”, yo contesto: “Bueno, si no hay más remedio…”. Y
 Pablo me dice, como inventándose los puestos: “Eres secretario del 
proceso constituyente”. A mí el cargo me daba un poco lo mismo. Mi 
gloria o mi miseria está en otro lado. Y le dije: “¿Tío y de programa, 
que no hay?”. Y decidimos: Programa y Proceso constituyente. Se trataba 
de establecer las bases programáticas de una fuerza política diferente… 
Recuerdo que me reuní hará 10 años con el Pacma. Yo estaba en ese 
momento en la órbita de IU. Hablé con ellos y les dije: mirad, tenéis un
 problema, tenéis 250.000 votos siempre y cuando no abráis la boca. Cada
 vez que opinéis sobre cualquier cosa perdéis votos. Esa discusión la 
teníamos mucho en IU. Y en Podemos la planteé: tenemos los 15 puntos del
 carnet por puntos, y si no sacamos el coche tenemos 15 puntos como unos
 señores. Pero no vamos a ningún lado. El planteamiento de mucha gente 
era: marcos ganadores. Y marcos ganadores es: “Estos son unos hijos de 
puta, estos son unos corruptos, menudos cabrones…”. Es fácil, en este 
país la política es tan vulgar... ¿Quién se inventó a ERC con 
Carod-Rovira? Pues el descerebrado de Aznar. Te empiezan a atacar y 
atacar… Y entras en el juego de que puedes situarte sin hablar de nada. 
Ahí tenía una pelea constante. Yo tenía claro que teníamos que proponer 
un proceso constituyente. En España nunca hemos opinado sobre nada. 
¿Cosas gordas? Nunca. El debate de la OTAN y ya. Aquí no debatimos sobre
 la Constitución. Yo he estado en procesos constituyentes…
Yo tenía claro que teníamos que proponer un proceso 
constituyente. En España nunca hemos opinado sobre nada. ¿Cosas gordas? 
Nunca. El debate de la OTAN y ya. Aquí no debatimos sobre la 
Constitución
   
¿Por qué insisten ustedes tanto en decir que la Constitución no se debatió? No es cierto. 
Porque un proceso constituyente lo tiene que debatir la 
gente, no los representantes. Lo viví en Alemania cuando cayó el muro, 
lo he vivido en América Latina, en Ecuador, en Bolivia, en Venezuela. 
Entras aquí y el tipo del quiosco de abajo está discutiendo un artículo 
con la señora que ha ido a comprar el periódico. En cambio aquí nos 
enteramos un poquito del proceso constituyente porque alguien lo filtró…
 En Alemania hubo un proceso riquísimo pero luego lo frenaron de golpe. 
Precisamente por la gente que se la jugó tomando el muro. Cuando ocurre 
este proceso y pasan al otro lado del muro, la propia sociedad civil que
 ha impulsado el fin de la RDA empieza, en relación con movimientos 
sociales, incluso con Habermas, un proceso de discusión de una 
Constitución nueva para toda Alemania. Y hay un proceso rico, de 
debates, en las iglesias… Lo cortaron de raíz. Pero lo importante es que
 la gente estaba discutiendo… Aquí eso no llegó a suceder. No se habló 
de la República, ni de la Guerra…
El primer serial que publicó El País era sobre la Guerra Civil…
Pero creo que todo era como medio con trampa. Es decir, 
con una suerte de “sí pero no” que hacía que los procesos fueran 
inválidos. Las elecciones no fueron constituyentes. Cuando los debates 
son reales tú emplazas al pueblo a asumir un proceso constituyente con 
todo lo que eso implica, y eso no ocurrió desde las propias elecciones, 
donde no había la postulación a una asamblea constituyente sino 
indirectamente constituyente, hasta la propia ley para la reforma 
política y el veto a los partidos que llevaran el adjetivo “republicano”
 en su nombre. Es decir, que era el jodido ruido de sables 
constantemente, y la prensa diciendo “no os paséis” que va a haber ruido
 de sables... Que no, que no, no era un debate libre donde la gente 
pudiera expresar lo que realmente pensaba.
Algunos lo recordamos mucho más libre de lo que usted dice.
Lo que vosotros vivisteis existió... Pero si lo piensas 
bien, todavía hoy pasan cosas asombrosas. La gente no tiene ni idea de 
que la reforma de las penas va contra la propia Constitución porque se 
carga la idea de la pena como redención. Esas cosas la gente no las sabe
 porque no se han discutido. Hablemos del debate sobre el proyecto de 
Constitución Europea, ¿qué tipo de debate fue ese?
Bien, volvamos a Podemos. ¿Cómo está en este momento? Parece sin pulso.
Yo creo que a Podemos le ocurre como a los cuentos. Que 
tiene que estar el príncipe, la princesa, el bosque… pasar por el 
momento concreto, estar el gato, las botas… y, de repente, cuando todo 
eso se junta, hay beso. Y si no hay beso, tienes que esperar 100 años. 
Con nosotros pasó un poco eso. Se juntaron ciertas condiciones objetivas
 de agotamiento que sobre todo se expresaban en el freno del ascensor 
social que proletarizó las clases medias; eso generó mucha frustración 
que se expresa en el 15-M, un agotamiento de los partidos políticos que 
llevábamos denunciando 20 años y que se notaba su alejamiento de la 
ciudadanía, aunque no reaccionaban porque no había alternativa. Y luego 
están los azares. El 15-M como pregunta, no como respuesta. Una pregunta
 a la democracia y al sistema económico que de repente permitió 
construir un relato alternativo que permitió impugnar el relato oficial.
 Lo decía Lenin: “El poder estaba en la calle” y solo hacía falta que 
alguien lo recogiera. Se dio el azar de que estaba Pablo en los medios 
de comunicación, que era una figura con mucha credibilidad. Teníamos 
cierta estructura territorial, se juntaron los errores brutales de IU… 
Le mandaron el 15-M y no se enteró de nada, le mandaron algunas crisis 
internas y no se enteró de nada, y luego hubo un proceso que se llamaba 
SUMA que trataba de integrar a las diferentes izquierdas y de repente, 
como las encuestas le dijeron a IU que subía, decidió suspenderlo. Y 
recuerdo que nosotros, que venimos de ahí, les dijimos: “Abrid unas 
primarias”. Y ellos contestaron: “No, Willy Meyer por nuestras narices”.
 Que era como pegarse un tiro en el pie, ¿no? Pero estaban tan 
arrogantes… Siempre las encuestas han matado a IU. Ahí se rompe ese 
proceso de unificación. Había ganas y no había con qué. Entonces fue 
cuando nosotros nos presentamos.
Y ahora son ellos los que están empeñados en la unificación.
Claro, lo que pasa es que no es muy creíble. Porque de 
repente algo que hace unos meses despreciaban, ahora se convierte en 
algo en lo que “creen profundamente”.
¿Y por qué lo hacen?
Por una cuestión mera de supervivencia. Cuando yo decidí 
irme hace 10 años IU ya eran puras cenizas. IU tiene un movimiento de 
gente muy válida que ha encontrado su última tabla de salvación en 
Alberto Garzón. Yo recuerdo que cuando presentamos Podemos en el Cine 
Palafox dije que éramos una fábrica de amor porque “desde que existe 
Podemos hasta en IU quieren a Alberto Garzón”. Cuando ponemos en marcha 
Podemos yo pensaba en la reconstrucción del lugar antaño llamado 
izquierda. Es decir: la izquierda ya no vale, la izquierda está muerta 
por errores de lo que ha sido su sustrato teórico, por errores de 
gestión tanto en la izquierda socialdemócrata gerencista como en la 
izquierda comunista, autoritaria. Y también por la derrota de los 
valores propios de la izquierda, del comunitarismo, de lo público, de lo
 estatal, de la solidaridad frente a los valores neoliberales. El 
espacio antaño llamado izquierda hay que reconstruirlo, pero sin 
lastres. No hay por qué asumir los lastres del pasado porque no nos van a
 permitir volar. Mi planteamiento con Podemos siempre fue reconstruir el
 espacio antaño llamado izquierda y eso implicaba contar también con 
mucha gente, respetar las peleas de nuestros mayores…
Cuando yo decidí irme hace 10 años IU ya eran puras 
cenizas. IU tiene un movimiento de gente muy válida que ha encontrado su
 última tabla de salvación en Alberto Garzón.
Habla de reconstruir…. Pero ¿qué es ese espacio? ¿Con qué categorías se va a definir ahora la izquierda?
Una categoría clara va a ser la categoría del amor. ¿Cuál 
es la razón de una renta básica si no es el amor por tus conciudadanos? 
Bueno, el Partido del Amor ya está inventado. Lo 
sacó Berlusconi para tratar de justificar sus andanzas con ‘velinas’ y 
menores… ¿Solidaridad no sería menos cursi?
Otra cosa es que nos hayan robado las palabras, y palabras
 que son nuestras no las podamos usar porque las han vaciado de 
contenido y las han convertido en la mercantilización del corazón, pero 
¿por qué vas a poner una renta básica si no es por amor?
El espacio antaño llamado izquierda hay que reconstruirlo, 
pero sin lastres. No hay por qué asumir los lastres del pasado porque no
 nos van a permitir volar
¿Por justicia? El amor siempre ha estado ligado al
 cristianismo, y a mucha gente ese mensaje le puede recordar a un sermón
 laico…
Es que el socialismo tiene una base cristiana. El 
socialismo viene del Sermón de la Montaña. Una de las cosas que tenemos 
claras es que tenemos que pelear por un nuevo sentido común. El gran 
triunfo del modelo neoliberal es que ha construido el sentido común. Han
 triunfado. La gente cree que lo privado es mejor que lo público, que 
somos malos por naturaleza, que ser egoísta es una cosa correcta, que no
 pagar impuestos es sensato, que el Estado te roba, que el amor propio 
es el comienzo del amor. Esta clase de cuestiones forman parte de la 
máxima que afirma que estudiar filosofía es de gilipollas. Todas estas 
cosas se han convertido en el sentido común. Ese sentido común se 
instala en las estructuras de la sociedad y es difícil pelearlo.
¿Cómo puede la izquierda recuperar la hegemonía cultural?
Una de las cosas que nosotros siempre hemos tenido claro es que tenemos que conquistar la manera de pensar; por eso creamos La Tuerka, como una construcción de imaginarios que fueran normalizando determinados puntos de vista. Y antes de que creáramos La Tuerka
 lo hacíamos ya como profesores de universidad. Nunca hemos estado 
interesados en ser panaderos que cocían pan para otros panaderos. 
Teníamos siempre la voluntad de salir hacia fuera, siempre lo hemos 
hecho. Si uno mira nuestro currículum, hemos salido fuera en cosas muy 
claras, hemos salido con el No a la guerra… En la construcción de ese 
espacio antaño llamado izquierda  hay que cambiar la  manera de pensar 
de nuestro país. Yo estoy convencido, lo vengo diciendo, y ahora tengo 
más posibilidades de decirlo porque estoy fuera de la dirección, que en 
el ADN de Podemos hay cinco aspectos clave, y que si no los hacemos 
valer seremos una fuerza política como cualquier otra. 
¿A saber?
El primero es la renta básica, pero soy consciente de que 
hay procesos que solo los puedes poner en marcha en virtud de tu 
músculo…
¿Y por qué se ha dejado? 
Creo que por una cierta pacatería. Hay una parte de 
Podemos que está dando por válida la autoridad que tiene el sistema para
 decirnos cosas. Yo niego la mayor. No tienen ningún tipo de autoridad 
para decirnos nada. Qué me va a decir a mí Fernández-Díaz, que recibe a 
Rato; o Rajoy, que avaló la cuenta en Suiza de Bárcenas; o Aznar, que 
era coleguita de Gadafi… Hay un problema. Podemos se ha asustado un 
poquito. 
   
 
Y ha renunciado a parecer de izquierdas.
Pero la renta básica no es un capricho. El desarrollo 
tecnológico destruye empleo de manera neta. A finales del XIX y 
principios del XX somos ciudadanos a través del trabajo, a lo largo del 
siglo XX gracias al trabajo nos incorporamos al consumo. Ahora quieren 
que seamos ciudadanos no a través del trabajo ni del consumo, sino del 
deseo del consumo. Esto es una trampa que obliga a las alternativas a 
luchar contra un deseo, y eso también está en el corazón de Podemos. 
Dijimos que tenemos que recuperar las emociones. Es una cosa que 
aprendimos de América Latina. No puedes luchar contra la cosmovisión 
neoliberal, que es una promesa de consumo infinita eterna en un 
supermercado inagotable… Tienes que ofrecer algo que merezca la pena. La
 izquierda dice no consumas, no hagas esto, no hagas lo otro… Hace falta
 inventar, y ahí las pasiones son relevantes… No es una apelación a lo 
irracional, como siempre ha dicho la izquierda… La apelación a las 
emociones es una herramienta para permitir que estas cosas que parecen 
imposibles las incorporemos. En el momento en el que te enfrías, esas 
cosas no puedes ponerlas en marcha… 
PROCESO CONSTITUYENTE
¿Segundo elemento del ADN?
El segundo elemento para mí esencial es el proceso 
constituyente, solo así vamos a tener la escuela de ciudadanía que 
apuntamos un poquito durante el 15M. Sinceremos el país que tenemos. Yo 
soy progresista y optimista, y confío en que hay un fondo sabio en la 
gente, creo que si tú les das las posibilidades de discusión el 
resultado va a ser positivo.
¿No vale con hacer algunas modificaciones de la Constitución?
No, por dos razones. Una es porque la jurisprudencia está 
tan, tan cruzada en mil cosas que si tocas algo tienes que empezar casi 
de nuevo en muchas cosas. Cambiar cositas convierte todo en un 
galimatías. La segunda es que el país necesita discutir a fondo lo que 
significa una Constitución.
El país necesita discutir a fondo lo que implica una 
Constitución porque estoy convencido de que muchos problemas tienen que 
ver con que España está mal enseñada y mal aprendida. Y nunca vamos a 
entender, por ejemplo, que Cataluña es una nación si no lo discutimos
¿Propone una Constitución de nueva planta?
Nadie, en ningún lugar del mundo, ha empezado de nueva planta. 
¿Le parece sensato abrir un proceso constituyente en cada generación?
Eso decían los constitucionalistas…
Si lo aplicáramos seríamos radicalmente diferentes a Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos… 
Hay una cosa que me encanta de las entrevistas que nos 
suelen hacer a Podemos: que no son entrevistas, sino que se convierten 
en discusiones donde la gente quiere convencernos de las cosas que 
piensa… Está muy bien… Creo que es muy relevante entender que este país 
tiene que corresponsabilizarse con su propia Constitución. Hay una 
diferencia en todos los países que habéis mencionado: es que allí los 
demócratas ganaron la guerra, y aquí no. Por eso digo que España es 
diferente…
Bueno, en Alemania ganaron los aliados. 
Ganaron los demócratas: los nazis fueron derrotados y se les impuso la Grundgesetz (Constitución
 de la República Federal Alemana) escrita desde fuera, y se les 
estableció un gobierno desde fuera. Claro que ganaron, por supuesto.
Es una Constitución otorgada…
Claro, pero por los ganadores. Y esa es una radical 
diferencia. No es una constitución otorgada que te entrega el monarca 
sino que te la entregan los demócratas que han vencido a los malos. (Se 
irrita). De repente, la minoría alemana frente a los nazis es la que 
hace la Constitución. Nosotros venimos de la derrota. Y un tipo como 
Fraga, que ha firmado sentencias de muerte, ese señor es uno de los que 
firmó mi Constitución. Eso debería bastar para emprender un nuevo 
proceso, si fuésemos decentes. Yo para mi país no quiero una 
Constitución rubricada por Fraga. Debería bastar ese dato. Si tuviésemos
 el coraje de admitir que un señor que ha firmado sentencias de muerte 
ha firmado la Constitución por la que nos guiamos… 
Algunos temen que si se cambia puede salir peor que la anterior…
Creo que el país necesita discutir a fondo lo que implica 
una Constitución porque estoy convencido de que muchos problemas tienen 
que ver con que España está mal enseñada y mal aprendida. Y nunca vamos a
 entender, por ejemplo, que Cataluña es una nación si no lo discutimos. Y
 eso hay que discutirlo en un proceso constituyente. Un catalán, un 
sevillano, un extremeño, un madrileño tienen que saber que Cataluña es 
una nación, pero no porque lo digan ellos, sino porque haya un debate 
frío donde se va a demostrar que, mientras que Castilla estaba 
construyendo evangelización, los catalanes ya estaban haciendo lo que 
llamaban nación: una serie de referencias comunes, no solo lingüísticas,
 también de tradiciones, de encuentros, etcétera… España, como cuenta 
Álvarez Junco, se inventa como nación existencial a partir de la 
invasión francesa, mientras que los catalanes tenían ya unas referencias
 compartidas mucho más antiguas. Entonces, cuando le dices a alguien que
 la nación catalana es más vieja que la nación española, te miran como 
diciendo “¿y este loco?”. Este tipo de cuestiones solo las podemos 
llevar a cabo si la gente las discute. 
¿Qué problemas graves tiene la Constitución?
Tiene problemas desde el preámbulo hasta las disposiciones
 adicionales. Algunos muy gordos. ¿Por qué? Porque la Transición cometió
 trampas que para mí son fechorías. El hecho de que seamos uno de los 
pocos países del mundo que metemos el sistema electoral en la 
Constitución hace que, desde el comienzo, desde el 78, hayamos roto el 
principio de un hombre una mujer un voto. La ley electoral la metieron 
en la Constitución, lo han reconocido ellos mismos, para primar el voto 
rural…
Se metió por lo contrario... Es como si estuviera contando todo al revés…
Por eso escribí un libro que se llama La Constitución contada a nuestros padres.
 Óscar Alzaga y otros autores te dicen: “Metimos en la Constitución el 
sistema electoral para garantizar que las zonas rurales tuvieran 
primacía frente a las zonas urbanas, porque si no, no había garantía de 
que ganase la UCD”. Y por tanto, el sistema electoral, que es una de las
 piezas clave de un sistema que se llama democrático, está podrido en 
sus esencias. Esto explica otra de las grandes trampas que hizo la 
Transición: retrasar, ya me explicaréis por qué, las elecciones 
municipales hasta el año 79. ¿Por qué no se hicieron en el año 77 como 
las generales? Pues porque estaban asustados, y sabían que…
¿Igual perdían los caciques?
Porque sabían que si se hacía en el año 77 era muy 
probable que ocurriera lo que ocurrió en el 79: que ganara la izquierda.
 Y dijeron “es que si nos gana la izquierda en las grandes ciudades nos 
va a costar mucho más hacer el proceso constituyente que queremos”. 
¿El proceso constituyente se hizo como quiso la derecha?
No solo. Me parece que la clavó Vázquez Montalbán cuando planteó que era una correlación de debilidades.
¿Y eso ahora no pasaría?
No sé si pasaría o no pasaría. Pero yo quiero ser deudor 
de mi país en la medida de las posibilidades que nos demos nosotros 
mismos en discusión y avance democrático. Estoy un poco cansado de tener
 que vivir en una democracia otorgada por mis mayores porque consideran 
que no estamos maduros, que la Constitución que discutamos va a ser 
peor, porque ellos todo lo hicieron por nuestro bien… Cuando las 
conclusiones son que mi país sigue siendo muy diferente. Por lo que os 
decía antes, que no terminé de contar y que entendí en Alemania y que 
terminé de ver curiosamente en Venezuela. Una es que el ADN de la 
Constitución francesa e italiana es el antifascismo. Y en España ser 
antifascista es ser miembro de una tribu urbana. ¡Es que es muy fuerte! 
Estuve en París la semana pasada haciendo un homenaje a La Nueve, la que
 entró a liberar París, que no se conoce en España. Y a mí me parece un 
insulto que el Rey vaya a hacer un homenaje a La Nueve en Francia… ¿Y 
por qué no la haces en España? ¡Hazlo aquí!
Estuve en París la semana pasada haciendo un homenaje a La 
Nueve, la que entró a liberar París, que no se conoce en España. Y a mí 
me parece un insulto que el Rey vaya a hacer un homenaje a La Nueve en 
Francia… ¿Y por qué no la haces en España? ¡Hazlo aquí!
¿Cree que las actividades de reconocimiento de la 
República que se hicieron después de la Constitución, los homenajes a 
las Brigadas Internacionales, todo eso fue puro teatro? ¿Que no 
representaba un sentimiento de la mayoría de la población española en 
aquel momento?
Yo lo que creo es que España sigue siendo el segundo país 
del mundo con mayor número de desaparecidos y de fosas comunes, y que 
hay que tener una concepción muy laxa de la democracia para decir que 
somos un ejemplo de democracia. Cuando se ha muerto en estos años 
tantísima gente sin poder recuperar a sus familiares que están ahí 
fuera, en zanjas o fosas comunes… 114.000 contadas por Garzón, al que 
echaron de la judicatura entre otras cosas por eso… Eso es un dato 
suficientemente fuerte como para que los que hicieron la Transición 
miraran con un poquito de humildad su trabajo. Porque se han muerto 
demasiadas personas mayores que lo único que hubieran querido es poder 
encontrar los restos de sus padres, de sus tíos, de sus hermanos, de sus
 novios, y darles la sepultura que consideraran conveniente. Y estamos 
en 2015 y todavía no lo hemos hecho. Y el Partido Popular ha frenado las
 pocas ayudas que puso en marcha el Gobierno de Zapatero. En este país 
sigue habiendo plazas del Caudillo… 
España sigue siendo el segundo país del mundo con mayor 
número de desaparecidos y de fosas comunes, y  hay que tener una 
concepción muy laxa de la democracia para decir que somos un ejemplo de 
democracia
 
LA TRANSICIÓN
Mucha gente votó la Constitución y luego a los comunistas, a los socialistas… ¿Por qué quiere desposeer a la gente de aquello?
Yo no he dicho eso. Vuelvo a vuestra afirmación inicial 
que ha traído este hilo. Decís: ¿Fue insuficiente el reconocimiento que 
se hizo a los republicanos, a las Brigadas Internacionales? Insistís en 
que yo no estaba siendo de alguna manera justo con esos reconocimientos.
 Y he sacado un dato que me parece incontrovertible, y es que en mi país
 sigue habiendo 114.000 seres humanos asesinados por defender la 
libertad. Y siguen en fosas comunes y nadie ha movido un dedo en los 
gobiernos. Y he conocido muchos casos de abuelos y abuelas que han 
muerto cuya única ilusión en su vida era recuperar a sus seres queridos.
 Como he estado muy implicado en eso a través de la Asociación para la 
recuperación de la memoria histórica, tengo esa sensibilidad. Y veo que 
eso forma parte de una serie de débitos de mi país, de mi Constitución y
 de mi Transición, que a mí me pesan. Eso no significa que esté 
impugnando toda la Transición. Hay gente que nos regaña porque hablamos 
del Régimen del 78, como si estuviéramos planteando una equiparación 
entre el franquismo y la democracia, y no es cierto. Hablamos de régimen
 por un concepto politológico, que hace referencia a los actores, a las 
instituciones y a las reglas de juego… 
¿Qué impugna entonces?
Tengo dudas de que la Transición hubiera podido ser 
radicalmente diferente a como fue, porque tuvo lugar entre 1973, golpe 
de Estado contra Allende, y 1979, invasión de Afganistán. Es decir, tuvo
 lugar en el corazón de la guerra fría y, por tanto, no había soberanía 
para poder hacer las cosas de otra manera. Y ahí está el caso de 
Portugal. Pero tengo muchos problemas con el relato de la Transición, y 
lo que creo que es un gesto de egoísmo de alguna gente que tiene la 
necesidad de engrandecer lo que se hizo impidiéndonos profundizar en 
nuestra democracia. Y eso es una cosa que no termino de entender. Lo 
único que pido es lo contrario, que la gente reconozca que la Transición
 la hizo la gente anónima. No la hizo ni Suárez, ni el Rey, ni Fraga, ni
 Cebrián. La Transición la hizo mucha gente que fue muy generosa y que 
se la jugó, porque costó más de 200 muertos por parte de las fuerzas de 
seguridad del Estado y de grupos de extrema derecha sin contar, por 
supuesto, los muertos de ETA, que son muchos más. Y lo que hago es un 
reconocimiento también de esas dificultades. Entonces, el relato idílico
 de la Transición creo que no sirve para nada. ¿Por qué tuvimos que 
recuperar la idea de una memoria histórica? Porque en la historia 
oficial había cosas que no aparecían. Tuvimos por tanto que tirar de 
memoria para completar una historia que estaba muy incompleta y que ha 
generado una respuesta virulenta --lo cual demuestra el egoísmo de una 
parte de esa generación-- por parte de esos historiadores que son 
cómplices de haber silenciado una parte de la historia de nuestro país y
 que están ahora disparando contra la memoria histórica. Pues claro que 
la memoria y la historia no son lo mismo. Es evidente. La memoria es una
 de las fuentes que puede construir la historia si se verifica su 
objetividad y su verdad. Si en España ésta es tan importante es 
precisamente por el silencio; a pesar de lo que se ha escrito, se ha 
dicho, se ha reconocido. Pese a todo eso, aquí sigue pudiendo salir un 
tipo haciendo un homenaje a Franco, haber calles dedicadas a fascistas, 
haber libros de historia que afirman que Machado decidió irse a morir a 
Francia porque no tenía un lugar mejor. El problema es que hay una 
impunidad de democracia por parte de los poderosos que es un trasunto de
 la impunidad con la que se salió del franquismo. Si no hacemos una 
lectura del franquismo y de su final, no vamos a poder construir una 
democracia de calidad, porque la impunidad que veo en un presidente de 
Gobierno que ha cobrado sobresueldos, que ha avalado una cuenta suiza de
 Bárcenas, que se ha financiado con dinero B…
La Transición la hizo la gente anónima. No la hizo ni 
Suárez, ni el Rey, ni Fraga, ni Cebrián. La Transición la hizo mucha 
gente que fue muy generosa y que se la jugó
¿Y eso procede de la Transición?
¡Por supuesto! ¿Es que si no de dónde? Lo que ocurre es 
que hay una falta de generosidad por parte de mucha gente que cree que 
por decir que la impunidad del PP bebe de la impunidad con la cual 
salimos del franquismo es impugnar vuestra biografía, y ni mucho menos. 
Os respetamos mucho, os hemos leído, hemos aprendido de vosotros. Nunca 
nos escucharéis decir que lo que hicisteis no sirvió; fuisteis muy 
generosos, pero en el relato de todo aquello creo que no estáis dejando 
espacio para explicarnos por qué la democracia en España sigue siendo 
una democracia con muchas debilidades. 
Volvamos al ADN…
El primero era renta básica, el segundo, el proceso 
constituyente. El tercero tiene que ver con los derechos humanos. Desde 
nuestra perspectiva, los derechos sociales son derechos humanos. Es 
decir, que hay que dotar de contenido constitucional efectivo a los 
derechos sociales. Y muy vinculado a esto hay que entender que hay una 
nueva realidad con las migraciones que hacen que los migrantes sean 
sujetos muy desvalidos a los que hay que atender y no dejarlos a su 
suerte. Cuando nosotros nacemos la primera presentación jurídica fuerte 
que hacemos es la directiva Villarejo en el Parlamento Europeo.
 Esta implica un reconocimiento de los derechos humanos aplicados a los 
inmigrantes. Este sería el cuarto punto.
¿Y eso habría que constitucionalizarlo?
 Tenemos que discutir qué implican las nacionalidades. En 
la historia de Europa buena parte de nuestros derechos vienen gracias a 
los inmigrantes. Una buena parte de los derechos que después se van a 
incorporar al constitucionalismo del siglo XX tienen que ver con las 
exigencias de los emigrantes durante la Comuna de París, por ejemplo. 
Esa inmigración empieza a reclamar una serie de derechos que se 
extendieron también al conjunto de la ciudadanía. Hoy estamos viendo 
cosas parecidas. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha generado 
derechos para muchos españoles siendo una asociación nacida de un 
impulso de inmigrantes. En este caso, sobre todo, ecuatorianos. En un 
mundo donde cada vez hay más desplazados, eso implica una reflexión muy 
relevante. 
¿Y la última?
Es también muy importante y tiene que ver con el medio 
ambiente. La crisis nos ha hecho olvidarnos de que hay medio planeta 
devastado. Si queréis hay un último elemento, que yo creo que es 
esencial, conditio sine qua non, para que todos lo demás pueda hacerse: la lucha sin cuartel contra la economía financiera. 
¿Contra la desregulación financiera?
Habría varios aspectos. Uno es la discusión acerca del 
endeudamiento en términos amplios. Somos gentes endeudadas, los 
ciudadanos. Y de repente, todos hemos dejado de ganar en términos 
salariales. Antes las familias se compraban una casa con el sueldo que 
ingresaba el padre de familia. Y ahora trabajan los dos y encima deben 
una pasta y no tienen la casa. Ha habido una subversión de las 
posibilidades de subsistencia. Ahí todo el tema de la deuda se ha 
convertido en un vaciamiento democrático. Nuestro propio endeudamiento 
nos genera miedo y dependencia, una condición subalterna frente a los 
poderes. La lucha contra la economía financiera es igual de importante 
que la lucha contra el fascismo. Es mucho más complicada, porque a los 
fascistas les veías los correajes y las camisas pardas y ahora vienen 
con corbata y con traje, y por tanto es mucho más complicado pelearlos.
Antes las familias se compraban una casa con el sueldo que 
ingresaba el padre de familia. Y ahora trabajan los dos y encima deben 
una pasta y no tienen la casa. Ha habido una subversión de las 
posibilidades de subsistencia
Varoufakis: "ya no hay tanques, ahora hay bancos".
Claro, pero al final te vacían las democracias. Esto lo 
expresa con mucha contundencia Boaventura de Sousa Santos cuando dice 
que vivimos  en sociedades formalmente democráticas, pero socialmente 
fascistas. Y no es un fascismo como el de los años treinta, porque tiene
 otras fórmulas, pero genera mucha exclusión, mucha desigualdad, mucha 
violencia.
Y mucho control mediático, también…
El control financiero afecta, sobre todo, pero no 
solamente, a las deudas que tenemos como países, a las deudas privadas, y
 nos afecta antropológicamente porque nos convierte en sujetos llenos de
 miedo. Ese dominio se ha trasladado a los medios de comunicación, que 
están en manos de los bancos, y a la corrupción. Y por eso, la lucha 
contra la corrupción como quinto ADN de Podemos es complejo, tiene tres o
 cuatro ramificaciones, pero todas beben de lo mismo.
¿Y cómo se llevan esos cinco puntos a la vida real?
Estos cinco ADN de Podemos implican debates tan profundos 
que difícilmente pueden tener lugar en un ámbito electoral, ahí uno de 
los elementos centrales es la mentira y por tanto…
¿Y de ahí el proceso constituyente?
Claro. Estos elementos reclamarían un poquito de buena 
voluntad para sentarnos a discutir. Aunque luego me digas: no estoy de 
acuerdo contigo por esto y por esto, pero vamos a sentarnos. 
¿Dónde?
Pues donde corresponda. Habrá que discutirlo no solamente 
en las elecciones, habrá que discutirlo en los Parlamentos, en los 
lugares donde la gente lo interiorice, en la televisión, en los medios. Y
 por eso el propio proceso constituyente es la posibilidad de que la 
gente se corresponsabilice. Hay una cosa que para mi está en el corazón 
también de Podemos. Yo lo he dicho muchas veces durante las elecciones: 
“Si nos vais a votar a nosotros para que os demos lo que ya no os dan el
 PSOE ni el PP, no nos votéis. Votadnos si estáis dispuestos a 
acompañarnos en un viaje de profundización democrática de nuestro país”.
¿Y esos cinco puntos del ADN siguen vivos, o alguno se ha perdido por el camino?
Yo como ya no tengo la responsabilidad del programa… Creo 
que deberían estar. Y creo que hay una discusión interna para que estén,
 aunque creo que va a haber una gradación de los tiempos. Por ejemplo, 
se ha planteado que esté la renta básica, no ya definitiva, con todo lo 
que implica de reforma positiva y demás, pero sí que haya un elemento 
incorporado en la renta básica que para mí es muy importante y es que, a
 diferencia de lo que se ha venido haciendo, tú puedas recibir una renta
 y tener un trabajo al mismo tiempo. Porque uno de los problemas que 
había era que cuando tenías una renta de inserción y encontrabas un 
trabajito…
Y te la quitaban.
Perdías la renta de inserción y eso implicaba que la gente
 renunciaba a ese trabajo que es el que te permite respetarte, tener un 
espacio, tener una rutina. Entonces perdías eso y caías en la espiral 
del subsidio, del bar. Romper eso es muy importante. Ese paso sí va en 
las elecciones. Pero faltan más cosas. 
EL PARTIDO Y EL LÍDER
¿El funcionamiento del partido es realmente democrático? 
Hay gente en Podemos que cuando nos gritan se asustan. Y 
yo creo que como parte de ese susto, dijeron: “No vamos a hablar. De 
todo lo que nos den gritos no vamos a hablar”, lo cual es un error 
profundo. Ya les estás enseñando que si te gritan te están….
Se está diciendo que la estructura oligárquica decide todo. ¿Eso es así?
Nosotros nacemos con dos vectores. Un vector 
representativo, mediático, electoral. Y un vector democrático, 
horizontal, deliberativo. Y los dos son necesarios. Sin el vector 
representativo y electoral tú no puedes derrotar a estas maquinarias del
 bipartidismo. Es imposible. Tú  no puedes hacer una asamblea para ver 
quién va a ir a televisión. A la televisión puede ir la gente con 
capacidad de representar un mensaje de transformación. Y eso no es 
democrático. Pero al mismo tiempo había que compensarlo con un vector 
deliberativo, horizontal,  de discusión, de construcción programática, 
que son los círculos. Entonces, en el desarrollo, yo creo que ha habido 
una primacía del vector representativo.
Y se han debilitado los círculos.
Claro. Esa fue una parte de las cosas que yo en su momento
 dije. Aunque lo entiendo. El tiempo es limitado. Si tú tienes que 
reunirte con un círculo, que son 40 personas, o con el alcalde de… 
Zaragoza, que representa a toda Zaragoza, eliges el alcalde. Y al final 
esa lógica hace que te reúnas solo con representantes. Entonces, la 
lógica representativa te termina devorando. Pero es verdad que es un 
problema que no tenemos solventado. Y yo lo que decía es que tenemos que
 cuidar ambos lados. Cuando salí denuncié esto. Y hoy toda la 
organización reconoce que hemos dado mayor prioridad y primacía a la 
parte vertical, con lo cual se ha dado el primer paso para empezar a 
solventarlo. Por lo tanto, en ese sentido estoy contento.
Los datos electorales, y no solo, dicen que ha 
habido un desapego de la gente con Podemos. ¿El partido tiene resortes 
suficientes para mejorar? Es decir, ¿está como latente pero va a volver a
 pegar un empujón?
Nosotros nacimos para lo que va a ocurrir a partir de 
ahora. Es decir, nacimos para unas elecciones generales, que es donde 
nosotros nos situamos con mucha fuerza. Y yo lo veo. El otro día estuve 
en Cerdanyola, y había casi 1.000 personas. 
¿Y Pablo Iglesias sigue siendo El Hombre?
Sí, sin duda. No se discute eso. Han sido años duros, con 
muchos ataques, con mucho cansancio… Pero Pablo tiene unas virtudes que 
no es fácil encontrar. Tiene una idea de país, tiene bastante desapego 
por los cargos. Tiene ambición, pero es una ambición concreta, no es una
 ambición sine die. Tiene la ambición de poder colaborar al 
cambio de nuestro país y una idea de cuáles pueden ser los elementos que
 necesita España y que coinciden con estos elementos que, como decía, 
están en nuestro ADN porque los hemos discutido durante muchos años, 
antes de que tuviéramos en la cabeza la idea de fundar Podemos. Y es una
 persona muy valiente. Con una enorme disciplina. Todos esos elementos 
le hacen ser una persona excepcional. Claro que también tiene sus 
defectos, qué duda cabe. Pero el hecho de que él haya representado la 
posibilidad de poner fin al bipartidismo le tiene que generar 
necesariamente enemigos. Pero bienvenidos los enemigos que te creas 
cuando tienes una voluntad democrática de cambiar un país.
¿No ha cambiado en estos meses? ¿Se ha hecho más conservador? ¿Menos valiente?
No, no. Yo como conozco a Pablo... Él es valiente, por ejemplo, cuando sale a defender a Tsipras.
Y más pragmático, también.
No. Es valiente porque él, en el fondo, y lo ha dicho, 
sabe que lo que tiene que aceptar Tsipras es intolerable. Y es mucho más
 sencillo decir, como dicen algunos, que Tsipras es un traidor.
Claro, pero si no se pone en cuestión el sistema 
europeo, por mucho que se ponga en cuestión el régimen español, no habrá
 posibilidad de cambiar casi nada.
Yo coincido con él en que el grandullón no puede decirle 
al hermano pequeño que se parta la boca con el matón del barrio. España,
 que es el 12% del PIB europeo, no le puede decir al 2% del PIB, “oye…”.
 Eso lo tenemos claro. Lo cual no quita para que Pablo y yo tengamos 
posiciones diferentes. Yo creo que, aunque suene a paradoja, el gran 
error de Tsipras fue convocar el referéndum.
Para no defenderlo luego.
Yo he dicho muchas veces que no puedes ir a matar dragones
 con tirachinas. Y encima le pegas entre los ojos y cuando está mareado 
vas y te asustas. No puede ser. Yo creo que Tsipras tiene que rendir 
cuentas por haber dilapidado la ocasión, generando una profunda 
resignación en el pueblo griego.
Y en muchos europeos.
Ya, pero de eso no es responsable. Cada uno… Yo antes lo 
hablaba con gente en Roma. Vosotros, italianos, que sois mucho más 
grandes, no le regañéis a Tsipras por no haber hecho lo que vosotros no 
sois capaces de hacer. Que tenéis aquí a Berlusconi, a Renzi, haced 
vosotros algo, en vez de regañar a Grecia. No toquemos las narices. Y 
nosotros, también, si somos más grandes, que seamos capaces de demostrar
 lo que somos capaces de hacer. En vez de decirle a Tsipras: “Es que 
tenías que haber hecho…”. Estoy cansado de que la gente viva 
vicariamente de los demás. Uno de los problemas centrales de la política
 es delegar la política. Por eso insisto en el proceso constituyente. 
Estoy hasta las narices de que la gente delegue la política, que es uno 
de los elementos esenciales del modelo neoliberal. Es decir, la gente 
compra la política y se permite el lujazo…
Consume.
Consume política. Y se permite el lujazo de decir a los 
políticos que cobren muy poquito, pero que vivan con mucha dignidad. Que
 sean muy rigurosos y muy flexibles. Que sean muy circunspectos y muy 
abiertos. ¡Cómprese usted un mono! 
LA VICTORIA DE CORBYN 
Hablemos de Jeremy Corbyn. ¿Qué significado tiene 
su victoria, en qué refuerza las tesis de Podemos y qué consecuencias 
puede tener para la izquierda europea?
Tenemos que aprender de los errores que hemos cometido con
 Grecia. Vengo diciendo que con Grecia compartimos las preguntas, pero 
no tenemos que compartir las respuestas. Eso nos libera de esa carga que
 implica hacernos corresponsables de la suerte o de la decisión que tome
 cada país. Tenemos que hacer lo mismo con Inglaterra y con Corbyn. 
Compartimos las preguntas, es evidente. Hay una cosa importante y es que
 Podemos se reclama como los que tenemos la capacidad de responder al 
espacio que antaño ocupaba la socialdemocracia. Es decir, lo que la 
socialdemocracia ha abandonado. La socialdemocracia asume el liberalismo
 político después de la II Guerra Mundial y desde los años setenta asume
 el liberalismo económico. Y ya no hay diferencias. Si estás dispuesto a
 reformar la Constitución de consuno con la derecha, para satisfacer las
 necesidades financieras… Ya lo había dicho la socialdemocracia más 
pensante, Maravall o Carles Boix, que las diferencias entre la 
socialdemocracia y la democracia cristiana o los partidos liberales era 
el gasto social. Y ahora la crisis permanente, en la que ya nos vamos a 
quedar, hace que desaparezcan esas diferencias. Hay algo que en nuestro 
análisis es muy importante, y que está reforzado en buena parte por los 
economistas más serios y por el Fondo Monetario, que no es serio pero 
tiene la obligación de hacer buenos análisis. Y es que el capitalismo es
 un sistema histórico que nació a finales del siglo XV y ha tenido 
cuatro siglos de crecimiento y llevamos cien años de decadencia. Lo cual
 implica que seguramente habrá que repensarlo. Y que no tiene sentido 
que lo pensemos históricamente como algo eterno. Y que llevemos desde 
finales del siglo XIX, y sobre todo desde la crisis del 29, un siglo de 
crisis terribles, que implican el agotamiento de este modelo. Desde la 
parte nuestra creo que aportamos una nueva honestidad. Y es salir de la 
discusión tradicional de que la última crisis es la crisis final del 
capitalismo. Que es un error tradicional que han cometido las 
izquierdas. Hay una cosa que me parece mucho más inteligente y que 
estableció Marx: de cada crisis salimos con menos herramientas para 
solventar los problemas intrínsecos del sistema. Ya no podemos utilizar 
las herramientas que utilizamos en los años setenta, es decir, no vamos a
 poder explotar más la naturaleza, no vamos a poder explotar más a los 
países del sur y no vamos a poder explotar a las generaciones futuras a 
través de déficit. Y por tanto hay tres grandes herramientas que ya no 
son utilizables, y por eso está regresando el mecanismo tradicional, que
 es el incremento de la explotación. Trabajamos más horas y cobramos 
menos... 
¿Y en ese sentido, Corbyn qué significa? Es un 
activista de los años setenta, un socialista de la vieja escuela, 
propone nacionalizar sectores estratégicos…
Después de lo que ha pasado en Grecia soy un poquito más 
escéptico ante cualquier fenómeno político. Yo coincido con los análisis
 de Corbyn. Creo que sus preguntas son las correctas, y ya veremos las 
respuestas, y ya veremos los espacios donde podemos encontrarnos. Pero 
no cometamos el error de pensar que de repente su victoria, una vez más 
hipostasiamos su significado, y ya pensamos que está todo inventado. Lo 
que sí es cierto es que ya está habiendo cambios en el corazón del 
imperio. Ya no es en las periferias, sino que ya es en el corazón. Lo 
cual viene a señalar que hay un discurso que tiene un eco en la 
ciudadanía. Que la crisis es muy seria y está generando la posibilidad 
de repensar algunas cosas. Y que los ataques virulentos por parte del 
sistema, bueno… Una de las cosas que más me llama la atención de la 
victoria de Corbyn son los ataques que está recibiendo de la propia 
socialdemocracia.
Blair ha dicho cosas muy parecidas a las que ha dicho Cameron.
Su victoria demuestra también cómo el socialismo español 
está quebrado. Es decir, Pedro Sánchez sale haciendo una valoración 
positiva, pero el núcleo duro de su partido dice que ni por asomo.