Lejanos y baratos.
Daniel Ángel Pérez Blanco y
Cristina González Silvestri, el matrimonio uruguayo que tiene a su nombre Tesedul SA, la empresa utilizada por
Luis Bárcenas
para regularizar ante Hacienda la fortuna que atesoraba en un banco
suizo, son testaferros profesionales que presuntamente llevan dando su
nombre a empresas fantasma desde los años 80. Una actividad que, según
informes judiciales argentinos a los que ha tenido acceso este diario,
les reporta magros beneficios: 200 dólares (146 euros) al año por cada
una de las empresas en las que figuren como propietarios. Eso sí, su
identidad aparece en decenas de compañías asentadas en Montevideo, según
ha podido constatar
Vozpópuli en los boletines oficiales de
este país y de la vecina Argentina, donde este tipo de personajes
reciben el nombre de 'prestanombres'.
Daniel Pérez Blanco y su mujer aparecen como titulares de decenas de
empresas desde la década de los 80. Sin embargo, en Uruguay son
auténticos desconocidos
Debrol, Hayton Trade, Daforel,Tesslam Corporation, Eurosold,
Sevengate, Millez Corporation, Inversora Farring, Monte Dorado, Ralmond
Corporation, Estancia Latina, Bolton Group, Inversora Hilster, Unikell,
Mirokler y, ahora, Tesedul son sólo algunas de las empresas en las que
el matrimonio aparecen como propietarios desde 1986 . Una patrimonio
empresarial amplio con el que incluso aspiraron a construir un complejo
hotelero de lujo con campo de golf. Y, sin embargo, en Uruguay, donde el
pasado viernes la mayoría de los medios de comunicación se hicieron eco
de la información de
Vozpópuli que desvelaba su identidad, son dos auténticos desconocidos, según confirmaron a este diario periodistas de aquel aquí.
El motivo, que la mayoría de estas mercantiles son, en realidad,
empresas fantasmas, sin actividad real, utilizadas supuestamente para el
blanqueo de capitales o el cobro de comisiones por ciudadanos de otros
países, como sospecha la justicia argentina. La pareja, incluso, figura
como responsable de Linaje del Sur SA y Altos del Golf Company SA, dos
empresas registradas en Panamá, otro conocido paraíso fiscal en el que,
precisamente, Bárcenas tenía domiciliada la fundación Sinequanon con la
que abrió en 2005 en Suiza la cuenta donde llegó a acumular 22 millones
de pesetas.
Informes del Gobierno argentino, a los que ha tenido acceso este
diario, destacan que Pérez Blanco y González Silvestri son en realidad
personajes de paja de una organización asentada en Montevideo dedicada a
crear este tipo de empresas para que ciudadanos de otros países las
adquieran y creen con ellas tramas empresariales que dificulten a la
Justicia seguir el rastro del dinero. Estos mismos documentos, señalan
que en algunas ocasiones ni siquiera estos 'prestanombres' saben que su
identidad aparece al frente de las empresas y destacan el caso de una
octogenaria uruguaya que llegó a aparecer en más de sesenta mercantiles
como fundadora pese a que sufría una grave enfermedad mental que la
imposibilitaba para ello. El informe llega a asegurar que en Uruguay hay
una "producción industrial de sociedades dirigidas por testaferros".
Escándalo de armas
En el caso del matrimonio utilizado por Bárcenas, su prolífica cartera de empresas
fantasmas
ya ha provocado que sus nombres se vean envueltos en varios escándalos
de corrupción en Sudamérica, entre ellos la investigación por el tráfico
ilegal de armas que sentó en el banquillo de los acusados al
expresidnete argentino
Carlos Menem. Entonces, tres de
las empresas que aparecían a nombre de esta pareja --Debrol SA, Hayton
Trade SA y Daforel SA-- fueron utilizadas supuestamente para desviar
munición y armamento que teóricamente habían sido adquiridos por los
gobiernos de Panamá y Venezuela, a dos países que entonces, la década de
los noventa, mantenían sendos conflictos bélicos, Ecuador y Croacia. La
investigación judicial argentina también reveló que las cuentas de las
mercantiles de la pareja sirvieron para que circularan importantes
cantidades de dinero para el pago de comisiones en este caso.
Un informe del gobierno argentino asegura que tramas uruguayas han
llegado a poner este tipo de compañías a nombre de octagenarios con
enfermedades mentales
La Justicia argentina, sin embargo, nunca llegó a actuar contra Perez
Blanco y su esposa, a los que consideraron meros 'empleados' de una red
organizada. Sí intentó que fuera interrogado el presunto jefe de ellos,
un contable uruguayo llamado
Roberto Blankleder, al
que consideraba uno de los supuestos epicentros de creación de este tipo
de empresas fantasmas al otro lado del río de la Plata. De hecho, las
autoridades de Buenos Aires relacionan a otras mercantiles similares
presuntamente fundadas a indicación de este personaje en otro escándalo
que sacudió el país austral años atrás por el contrabando de grandes
cantidades de oro.
Sin embargo, la existencia de esta trama uruguaya era desconocida en
España hasta que el pasado mes de septiembre las autoridades suizas
remitieron a la Audiencia Nacional la información sobre la cuenta que
Bárcenas poseía en el Dresdner Bank y en la que constaba que Tesedul era
la empresa titular de los depósitos en dos entidades financieras
helvéticas donde habían sido traspadados en 2009 los fondos de aquella.
La documentación remitida por Berna recogía el nombre de la mercantil,
pero no la identidad de sus teóricos propietarios. Sin embargo el propio
el exsenador conservador lo facilitó el pasado mes de septiembre a la
Agencia Tributaria cuando, sabedor de que el banco helvético iba a
facilitar sus datos a la Justicia españoa, se apresuró a acogerse a la
polémica amnistía fiscal.
En el impreso de la declaración complementaria del Impuesto de
Sociedades aparecían ambos como titulares al 50% de todas las acciones
de la compañía, valoradas en poco más de 93.000 euros. Al lado de sus
nombres, el código del país donde residen, 'UY', Uruguay. De este modo,
un nuevo paraíso fiscal se sumaba al 'caso Bárcenas' tras Suiza, Panamá e
Islas Bermudas, origen de otra empresa instrumental utilizada para
mover el dinero. Y todo por algo menos de 150 euros.