Tú mismo seguramente eres un parado de larga duración normal, un paria normal
Y estamos hablando del escaparate, de lo que salta a la vista, de aquello que todas las personas normales, con un par de ojos en la cara, pueden ver. Pero si vamos a la trastienda para echar un ojo, por ejemplo, a Ramón Álvarez de Miranda, nos encontramos con un presidente del Tribunal de Cuentas normal. Ahí está el hombre, con la cartera para el termo y el plátano de media mañana, explicando en sede parlamentaria el funcionamiento normal de la cosa que preside. Si te fijas, tiene la expresión de un caradura normal y corriente, un caradura del montón, podría ser el padrino normal de cualquiera de nuestros hijos. De ahí la normalidad con la que justifica la abundancia de cónyuges y excónyuges, de primos y primas, de amigos íntimos y concuñadas que casualmente han coincidido en el organismo normal que él mismo dirige normalmente. ¿Es normal la normalidad?, te preguntas regresando a la cama cuando, normalmente, hablando, deberías estar de camino a un trabajo normal.
JUAN JOSÉ MILLÁS
FUENTE: www.elpais.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario