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12 jun 2009

EL BRAZO BOLIVIANO



Inhumanidad y desprecio son las únicas palabras que se me vienen a la cabeza cuanto más leo sobre el caso de Frans Melgar, el ciudadano boliviano al que, tras haber perdido su brazo en un accidente laboral, su jefe (HIJODELAGRANPUTA) tiró el miembro amputado a un contenedor de basura evitando así la posibilidad del reimplante, apeando además al malogrado hombre a 200 metros del Hospital y exigiéndole que dijera que “fue un accidente en la calle”. Las razones del empresario (a quien increíblemente se le protege la identidad en los medios -sólo Telecinco informó que los dueños son dos hermanos de apellido Rovira) son por demás sabidas y repetidas: al tener a prácticamente toda su plantilla en negro, según la denuncia de CCOO, la situación del desgraciado Melgar (sin contrato desde hacía dos años y sin estar de alta en la Seguridad Social) ponía en jaque a su empresa.



El origen de toda esta dramática situación tiene nombre y apellido: se llama inmigración ilegal, un fenómeno patrocinado por la progresía trasnochada de toda Europa, mediante el “papeles para todos”, y aprovechado por algunos empresarios sin escrupulos que, habiendo esta mano de obra barata sin derechos, actúan como verdaderos rufianes despreciando la condición humana de gente desesperada como Melgar, quienes llegan a Europa con la falsa ilusión de que obtendrán rápidamente una vida mejor, cuando en casos como el español su propio gobierno no es capaz de dar soluciones a los 5 millones de parados que hoy ya se ven en el horizonte. Lo más triste es que hay voces ahora que relativizan la situación, haciendo foco exclusivamente en la amputación y en el delirante argumento que hacen, a su vez, los dueños de la empresa: que Melgar estaba borracho (según informó TVE, los médicos que lo atendieron en un primer momento comprobaron que Melgar no estaba ebrio).

¿Puede llegarse a un nivel de inhumanidad semejante? ¿puede la justicia seguir haciendo la vista gorda a casos como el de Melgar, caso mediático por su truculencia de los desesperantes niveles de accidentes laborales en España? Hoy el gobierno dice que analizará la regulación de Frans Melgar ¿es este el estilo ZP para dar solución a los miles de inmigrantes ilegales que están sin trabajo, muchos parte del efecto llamada que generó desde bien comenzado su gobierno?

Pero voy más allá. Esperando que la justicia se expida en este caso (hasta ahora los dueños de la empresa están en libertad con cargos; no se dice cuales) y exigiendo una pena justa y ejemplificadora si los empresarios fueran declarados culpables, me pregunto, en el caso de España, ¿cuantas empresas se ven obligadas a reducir costos donde no deben, fruto de algunas delirantes condiciones que se imponen para montar una empresa o afectadas por los impuestos increíbles que se pagan incluso antes del primer euro de facturación?

Buenismo, progres pancarteros y empresarios inescrupulosos sumados a nulas ayudas reales para la creación de empresas y a un estado omnívoro que quiere más, más y más sin ofrecer soluciones.
Hoy es el brazo del Frans Melgar… ¿y mañana?


AQUÍ OS DEJO EL EDITORIAL SUBLIME DE IGNACIO ESCOLAR


"EL PROLETARIADO NO SE VA DE PUENTE"


Parece un cuento de Dickens pero no sucedió en la Inglaterra del XIX sino en la Gandía del siglo XXI. Franns Melgar, boliviano, inmigrante, sin papeles, sin derechos, sin contrato, trabajaba de once de la noche a once de la mañana en una fábrica de pan por 23 euros al día: el precio de 23 baguetes. Hace unas semanas, una máquina le cortó el brazo y el patrón decidió que su culo era más importante que el brazo de Melgar, así que llevó a su obrero hasta cerca de la puerta del hospital, le pidió que mintiese sobre el accidente, tiró el brazo a la basura, limpió la sangre, limpió la máquina y siguió la producción. Parece que también limpió su conciencia. Dice el patrón, en declaraciones al diario Levante, que “toda la culpa fue suya” (de Melgar) porque “estaba borracho” (también Melgar). Los médicos intentaron reimplantar el brazo, pero no lo encontraron hasta varias horas después, rodeado de basura, cuando ya era tarde. A diferencia del obrero, del patrón no se ha publicado su nombre.

Dicen que la izquierda está fuera de su siglo porque ya no existe el proletariado. Es falso: los obreros de Dickens siguen ahí, igual que los abusos de algunos patrones, sólo que ahora se les llama sin papeles y no tienen derecho a voto. No existen, no son nada, no son nadie.

Esta tarde, antes de escribir esta columna, llamé al gabinete de prensa del Ministerio de Trabajo para intentar conseguir algunos datos importantes: qué multa paga un patrón que no contrata a sus trabajadores, cuántos accidentes laborales hay en España y cuántos de ellos afectan a inmigrantes sin contrato. No supieron contestarme. Su única respuesta: “Es que mañana es fiesta en Madrid”.

QUE ASCA DE HIJOSDEPUTA !!

1 comentario:

PeekON dijo...

Pues nada...que sigan de fieshhhta. Que puto asco!