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9 jun 2012

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España acepta un rescate de hasta 100.000 millones para la banca

Guindos confirma que la ayuda y las condiciones se restringirán al sector financiero

Los fondos europeos se traspasarán al FROB en condiciones "muy favorables"

Guindos conversa con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. 

FUENTE: www.elpais.es / EFE

Ya está. Ha caído la pieza más grande desde que los mercados comenzaron la cacería contra Europa. Primero fue Grecia en mayo de 2010. Le siguieron Irlanda y Portugal. Tras negarlo en incontables ocasiones –la última hace diez días, en boca del propio presidente Mariano Rajoy-, España ha acordado hoy con sus socios europeos una inyección de fondos de hasta 100.000 millones para evitar que quiebre una parte importante de su sector financiero. "El Gobierno español reclama su intención de pedir capitalización europea", ha anunciado esta tarde el ministro de Economía, Luis de Guindos.
La cantidad del rescate, de hasta 100.000 millones de euros, ha añadido el ministro, será "suficiente" para cumplir las exigencias que se deriven de las conclusiones de los análisis encargados a dos auditoras y las evaluaciones del FMI, que calcula unas necesidades de 40.000 millones. Guindos ha justificado esta diferencia porque la línea de crédito incluye un "amplio margen de seguridad" que ataje todas las dudas del mercado sobre el sector. Como se trata de una “ayuda financiera" y no de un rescate, tal y como ha defendido, los fondos solo se destinará a atender las necesidades del sector. Por este motivo, los ajustes y reformas a los que se vincula el préstamo solo serán específicos para el sector financiero. Por tanto, se descarta que el programa de asistencia lleve implícito un plan de austeridad para el conjunto del Estado.
La decisión de Europa de ofrecer hasta 100.000 millones tiene la esperanza de ahuyentar las turbulencias en los mercados. Esta cantidad más que duplica las que manejaba el FMI, que estimaba en 40.000 millones de euros la inyección necesaria. El Gobierno español puede apurar un poco más los plazos y anunciar en los próximos días, cuando tenga los informes de las consultoras que ha contratado, la cantidad que finalmente tomará prestada. Al final del proceso, serán el BCE y la Comisión Europea los que tengan que cuantificar la ayuda que va a llegar a los bancos españoles.
Tras una teleconferencia que ha durado unas tres horas, y en la que ha participado también la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, los ministros de Finanzas de la eurozona han llegado a un acuerdo que restringe las condiciones ligadas al plan de ayuda al sector financiero. Por tanto, tras la cesión de Alemania, se cerrará un rescate suave con ajustes restringidos a la banca.
Holanda y Finlandia fueron los más duros en la negociación. Las pegas holandesas provenían, según fuentes comunitarias, de la participación del FMI en el plan de ayudas. España se negaba a que este organismo interviniera para evitar parecidos con los tres rescates anteriores y alejar el riesgo de la estigmatización ante los mercados. El FMI finalmente supervisará la situación de los bancos que reciban el dinero europeo. El organismo presidido por Lagarde, ha explicado Guindos, tendrá un "papel de asesoramiento y apoyo" en la implementación del programa.
Una empleada de una empresa de comida entra en el Ministerio de Economía, donde está reunido el ministro, Luis de Guindos, con sus colegas de la eurozona por teleconferencia. / ULY MARTÍN
Alemania, en cambio ya estaba de acuerdo con los principios generales antes de la reunión de hoy. “Rajoy se ha dedicado estos días a trabajarse a Merkel y ha olvidado un poco a los socios más pequeños. El trato consiste en que Berlín acepta un rescate suave y que, a cambio, se solicite cuanto antes con vistas a evitar cualquier contagio de un mal resultado en las elecciones griegas”, asegura un alto funcionario comunitario al tanto de las negociaciones de estos últimos días.
Las presiones externas han sido clave para superar la resistencia  de Guindos para recibir varias decenas de miles de millones de euros y evitar que buena parte de su sector financiero caiga en la insolvencia. Porque el Gobierno prefería esperar a conocer los informes del FMI y de las dos consultoras privadas Roland Berger y Oliver Wyman, cuya publicación está prevista a lo largo de las dos próximas semanas.
Pero los datos del organismo que dirige Christine Lagarde llegaron antes de lo previsto y el proceso se aceleró. También influyeron las prisas de los países más ricos de Europa. Pese a que la propia Merkel sostenía ayer mismo que solicitar el rescate era una decisión autónoma de España y que su Gobierno no presionaría, los mensajes que llegaban del BCE y de algunos Gobiernos eran cada vez más evidentes.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, también participa en la reunión del Eurogrupo
Es cierto que el de España se presenta como un rescate light, que no supone una intervención total de la política económica nacional. Entre otros motivos, porque hace ya tiempo que las decisiones realmente importantes se toman más en Bruselas y Berlín que en Madrid. Concretamente, desde aquel mayo de 2010 en el que el entonces presidente Zapatero anunció en contra de su voluntad una bajada del sueldo de funcionarios, entre otros recortes.
La operación de salvamento de España será distinta de las que la Comisión Europea, el BCE y el FMI han protagonizado en estos últimos dos años. Se circunscribe al sector financiero, pero esto no impide que, en última instancia, el que debe responder por los préstamos es el Estado español. Si los bancos no pagan, serán los ciudadanos los responsables de hacerlo.
El próximo en caer puede ser Chipre, que ha reconocido esta semana que es incapaz de manejar el agujero de sus bancos. Europa y el mundo esperan que la gangrena se detenga aquí y no alcance a una economía aún más grande que la española, la italiana.
La cifra de 100.000 millones "está dirigida a los mercados" y es un tope máximo, afirman fuentes comunitarias

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