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22 sept 2011

RAJOY DENUNCIA ‘UNA HERENCIA ENVENENADA’ EN EL ÚLTIMO ENFRENTAMIENTO CON ZAPATERO

FUENTE: www.cuartopoder.es

Una herencia envenenada” y varias lecciones negativas es lo que, según Mariano Rajoy, deja José Luis Rodríguez Zapatero después de siete años y ocho meses de gobierno. Con su expresión en la última sesión de control parlamentario al Ejecutivo, el de Pontevedra ha comenzado a justificar la herida que los gobiernos locales y autonómicos del PP –que son casi todos, si descontamos a CiU en Cataluña– empiezan a abrir en el tejido social, que es de carne y hueso.

No porque fuera el último pleno de la IX Legislatura de la democracia amainó la leña al mono. Rajoy hizo una pregunta para listos: “¿Está satisfecho el Presidente del Gobierno con el balance de una Legislatura que termina con casi cinco millones de parados?” El de León contestó: “Ha olvidado usted la crisis económica, la más grave de los últimos ochenta años”, según había dicho siete minutos antes en respuesta a Uxue Barkos, de Nabai. “Me siento responsable del paro, pero el Gobierno ha hecho todo lo posible para mantener la cohesión social”.

La “herencia envenenada” que citó Rajoy es bien conocida: dos millones y medio de parados más, 250.000 millones más de deuda, una renta en niveles de 2004, “recortes sociales y una gran desconfianza en la economía española”. Y las lecciones negativas que dijo haber aprendido para no repetirlas, son siete: diagnóstico correcto y decir la verdad, un plan sin improvisar, no crear falsas expectativas, hacer propuestas razonables, no gastar más de lo que se tiene, hacer las reformas necesarias y no gobernar por decreto. Ya con el tiempo agotado y el micro cerrado, deseó “buena suerte” a Zapatero.

El jefe de Gobierno manifestó su confianza en el futuro del país y afirmó que “la inmensa mayoría de los ciudadanos quieren responsables políticos, líderes que no sólo ataquen, sino que ofrezcan algo y den confianza y futuro a España”. Algunos interpretaron sus palabras como una referencia al candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien, al igual que Rajoy, posee un gran futuro por detrás: ambos han sido vicepresidentes de Gobierno y ministros de casi todo.

Los socialistas se pusieron en pie y despidieron con aplausos a un Zapatero de 49 años que un día de 1986, hace ya 25 años, se convirtió en el diputado más joven de la III Legislatura y ha sido reelegido desde entonces por los ciudadanos de León, a donde volverá. Su secretario de Estado de Comunicación, Félix Monteira, aseguró al cronista que el Presidente se mantendrá en segundo plano como secretario general del partido hasta que se celebre el congreso.

Puesto que el tiempo vuela y estábamos a 24 horas de que hoy termine el plazo para solicitar el referendo sobre la última reforma constitucional, convenía hacer un sondeo sobre si algún socialista descabalgado de la lista –“renovado” queda más fino–estaba dispuesto a prestar su firma para alcanzar las 35 necesarias. Pregunté  a Marta Gastón, reemplazada en Huesca; a Mariano Fernández Bermejo, que se vuelve a su puesto de fiscal del Supremo; a Fernando Moraleda, relegado en Ciudad Real, y a algunos más.

Ninguno estaba dispuesto a “enredar”, es decir, a someter al contraste de los ciudadanos, mediante la colocación de la tercera urna el 20-N, una decisión que antepone la corrección del déficit de las administraciones públicas y el pago de la deuda a los demás derechos sociales. Luego dirán que Rajoy es malo cuando aplique esa dote de la herencia de los colegas de la izquierda plural y progresista.

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